Misoginia judicial by Beatriz Gimeno

autor:Beatriz Gimeno [Gimeno, Beatriz]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Ciencias sociales, Psicología
editor: ePubLibre
publicado: 2022-03-01T00:00:00+00:00

5.2. COORDINACIÓN DE PARENTALIDAD

El uso del SAP y su propia existencia ha dado lugar a una batalla no solo feminista, sino también científica, que ha conseguido desacreditar su uso. Sin embargo, la cuestión del SAP es fundamentalmente ideológica. Se usa el SAP desde posiciones que defienden la familia tradicional, porque no se admite que el padre pueda llegar a tener menor presencia en la misma, porque no se quiere socavar su poder y no se quiere minusvalorar tampoco el concepto de familia tradicional en la que el padre es un pilar fundamental. Además, quienes adoptan estas posiciones ideológicas tienen prejuicios basados en estereotipos acerca de la credibilidad de las mujeres, niños y niñas; piensan también que las mujeres sacan ventaja y buscan perjudicar a los hombres a través de los divorcios y por medio de denuncias falsas. Por eso, cuando el SAP ha quedado desacreditado como herramienta psicológica o como instrumento de peritaje, lo que han hecho sus defensores es cambiarle el nombre. El nuevo nombre del SAP es el de coordinación de parentalidad[100].

La coordinación de parentalidad es, en primer lugar y como he mencionado anteriormente, una manera de seguir utilizando la ideología patriarcal en los divorcios conflictivos, así como de minusvalorar la importancia de los abusos sexuales intrafamiliares a menores. En segundo lugar, es un negocio. En poco tiempo han surgido escuelas, másteres universitarios, cursos de formación, etc. Como bien explica la asociación Themis en dos informes presentados en 2020 y 2021[101]:

La custodia compartida y los coordinadores de parentalidad son palabras biensonantes, amigables y quien se opone a cualquiera de ellas es tachada de obstaculizadora de las relaciones entre padres e hijos e hijas. El problema que sigue existiendo es que continúa sin escucharse y sin tomar en serio las razones de un menor que no quiere ver a su padre y detrás de las cuales suele estar la violencia machista o los abusos sexuales. Ante una negativa de un o una menor a continuar con un régimen de visitas impuesto, lo que tiene que hacer el juzgado es investigar por qué se da esa situación y solo esa investigación permitirá cumplir con el verdadero interés superior del menor.

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